lunes, 13 de octubre de 2008

No cometeras actos impuros

Mis tardes de rezo y oración se prolongaban durante horas y horas.
Aclamaba el nombre de todos los santos con cada embestida.
¡Ay, por favor, San Cristulo,
...como me la mete por el culo!
¡Ay, por favor, Santa Sofia,
... que me la meta todo el dia!
¡Ay, por favor, Santa Bicoca,
... ojala se corra este cabrón en mi boca!
No me quedaba otro consuelo en la triste vida que me esperaba en entregarme a los placeres de la carne. El cuarto hijo de un noble a poco podia aspirar, solo me quedaba ingresar en la iglesia o servir a mi hermano mayor durante toda la vida.
Pero en aquellos dias mientras tomaba mi desición decidi aprovecharme al máximo de esa incertidumbre, con los siervos de mi padre, mi futuro no pintaba mal, ...

Pero con la iglesia tambien me esperaban estupendos placeres, ...
Sobre todo cuando el padre Julian me descubrio con mis largas y duras sesiones de rezo en los establos. El padre decidio confesarme de todos sus pecados y mientras lo hacia notaba como un bulto debajo de su sotana se hacia cada vez mas grande.
El me animaba a seguir relatandole mis esperiencias, hasta que no pdo resisitirlo mas y decidio mostrarme lo duro que era el castigo de dios para un pecador como yo.

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