Mi padrastro era propietario de unos grandes almacenes.
Siempre se quejaba de que sus obreros no hacían otra cosa que no fuera hacer el vago y me pidió que fuera por las tardes a echar un vistazo.
Recorriendo uno de los pasillos del almacén me encontré con una imagen que me impacto.
Samuel estaba en el suelo de rodillas mientras se comía la polla de Frank, uno de los mozos más guapos del almacén.
Salí de allí sigilosamente esperando que ninguno de los dos me hubiera visto.
Pero Frank días mas tarde me acorraló delante de unas cajas y me hizo hacerle lo que yo tanto deseaba.
La mayor putada fue cuando la puerta se abrió y el Sr Simons me pilló in fraganti con aquel rabo en la boca.
Siempre se quejaba de que sus obreros no hacían otra cosa que no fuera hacer el vago y me pidió que fuera por las tardes a echar un vistazo.
Recorriendo uno de los pasillos del almacén me encontré con una imagen que me impacto.
Samuel estaba en el suelo de rodillas mientras se comía la polla de Frank, uno de los mozos más guapos del almacén.
Salí de allí sigilosamente esperando que ninguno de los dos me hubiera visto.
Pero Frank días mas tarde me acorraló delante de unas cajas y me hizo hacerle lo que yo tanto deseaba.
La mayor putada fue cuando la puerta se abrió y el Sr Simons me pilló in fraganti con aquel rabo en la boca.
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