Había un chico que se llamaba Kevin y que siempre merodeaba a los motoristas que llegaban a la ciudad.

Pensaba que estaba metido en asuntos de drogas y me mantenía alejado de el, hasta que un día descubrí que la única droga que le iba era comerse un duro y largo rabo,
¡y si este soltaba su leche en su hambrienta boca mejor!
Pensaba que estaba metido en asuntos de drogas y me mantenía alejado de el, hasta que un día descubrí que la única droga que le iba era comerse un duro y largo rabo,
No hay comentarios:
Publicar un comentario