Mi hermano sacó una revista porno que escondía debajo de su cama.
Mientras me mostraba todas aquellas fotos con pollas enormes entrando en todos los agujeros de aquellas tías, empecé a sentir envidia de aquellas imágenes.
¡Si quieres podemos probar contigo!, dijo Ned. Me fije y su polla estaba dura.
Intente gritar, ya que el dolor era enorme a pesar de que me había lubricado bien el ojete con crema, pero el no cedió en su empeño hasta clavármela hasta el fondo.
Me corrí sin ni siquiera tocarme, ¡Que gustazo me estaba dando mi hermanito!
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Me corrí sin ni siquiera tocarme, ¡Que gustazo me estaba dando mi hermanito!
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