Cada imagen aparecía ante mí como una revelación, como aquella en la que un chico se comía una polla de un marine, mientras un negro compañero de este y que calzaba un pollón enorme esperaba su turno.
Intenté salir de allí de rositas, pero la mala suerte quisó que me tropezara con un soldado que volvía del frente y como dice el slogan "La marina te necesita". En este caso la que me necesitaba era su polla.
Cuando se la agarré estaba dura y caliente.
Intenté salir de allí de rositas, pero la mala suerte quisó que me tropezara con un soldado que volvía del frente y como dice el slogan "La marina te necesita". En este caso la que me necesitaba era su polla.
Cuando se la agarré estaba dura y caliente.
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