miércoles, 4 de febrero de 2009

Ball Park (XIII). Rumbo a Pinnesdale

Un Domingo por la tarde Barry vino a casa todo trajeado. Había encontrado un trabajo en un campamento de alto rendimiento para jugadores de la liga profesional de béisbol y había pensado en mi como su ayudante.



Me pagarían muy bien y mi única misión era la de encargarme de ayudar a los deportistas en lo que pudiera. Mis padres estaban encantados con la idea, y me pidieron que les trajera todos los autógrafos de los jugadores que pudiera conseguir. ¡ Lo que no sabían ellos es que los autógrafos me los firmarían uno por uno, como pude comprobar nada mas subir al autobús!


En Pinnesdale apenas había intimidad, nos alojábamos en unos viejos barracones de una Industria que llevaba años cerrada, pero esa falta de intimidad no nos importaba, era súper excitante que te follaran mientras oías los gemidos de otra follada a escasos metros de ti.

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