El Sr. Moreno me metió su gorda tranca en dos o tres embestidas, pero me sorprendí al ver como el dolor iba cediendo para dar paso a un placer incontrolable que recorría mi cuerpo por completo.
Cuando se corrió me dejó el culo lleno de leche, y mis gemidos de placer por suerte fueron acallados por la música, si no todo el mundo me habría escuchado gemir como una perra en celo.
Cuando se corrió me dejó el culo lleno de leche, y mis gemidos de placer por suerte fueron acallados por la música, si no todo el mundo me habría escuchado gemir como una perra en celo.
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