A las diez todo el mundo debía estar acostado y en silencio.
Un monitor se encargaba de hacer guardia cada noche.
Cuando pillaba a algún chico hablando se lo llevaba al cuarto de monitores donde le enseñaban a no hablar, sobre todo por que la mayor parte del tiempo que estaba allí se lo pasaba con la boca bien llena.
Cuando volvía ya no le quedaban ganas de hablar, pero siempre el monitor encontraba a otro que se fuera para el barracón donde dormían los monitores como castigo
Un monitor se encargaba de hacer guardia cada noche.
Cuando pillaba a algún chico hablando se lo llevaba al cuarto de monitores donde le enseñaban a no hablar, sobre todo por que la mayor parte del tiempo que estaba allí se lo pasaba con la boca bien llena.
Cuando volvía ya no le quedaban ganas de hablar, pero siempre el monitor encontraba a otro que se fuera para el barracón donde dormían los monitores como castigo
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