Desde aquel momento empecé a follar con Papa en cualquier momento y lugar.
Aprovechábamos que a los dos nos gustaba el deporte para salir a correr juntos.
Cuando nos alejábamos un poco de la civilización papa se sacaba el pantalón de deporte y empezaba a correr en pelotas.
El balanceo de su rabo y alguna que otra mirada fugaz a mi boca que se relamía de deseo lograba que su pollón se pusiera duro como un poste de la luz y acababa tirado sobre la fresca hierba comiéndome toda la leche que aquel duro pollón fuera capaz de entregarme.
Aprovechábamos que a los dos nos gustaba el deporte para salir a correr juntos.
Cuando nos alejábamos un poco de la civilización papa se sacaba el pantalón de deporte y empezaba a correr en pelotas.
El balanceo de su rabo y alguna que otra mirada fugaz a mi boca que se relamía de deseo lograba que su pollón se pusiera duro como un poste de la luz y acababa tirado sobre la fresca hierba comiéndome toda la leche que aquel duro pollón fuera capaz de entregarme.
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