jueves, 5 de noviembre de 2009

BAG (XLI) Quedando para otro día

El albañil se acerco a mi cama y me endoso su duro pollón en la boca. Yo se la comía con ganas hasta que se corrió llenándome la boca de leche.



Empecé a degustarla y a jugar con mi lengua para extraer todas las gotas de leche que quedaban en su rabo. Al cabo de un rato la polla de Jay se puso dura de nuevo.



Como un buen anfitrión me volví a comer aquel fenomenal pollón.

Cuando se corrió y se guardaba la polla me dijo que me esperaba al dia siguiente en la obra a partir de las seis cuando todos los demás albañiles se hubieran ido.


Yo le dije que si con la cabeza, apenas podía hablar tenia la boca llena de semen y las mandíbulas casi desencajadas.

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