Zeb había ganado el derecho a follarme las veces que quisiera, y no estaba dispuesto a dejarme escapar sin haberse quedado con las pelotas totalmente secas.
Pero los demas querían dormir, y con los gritos que estaba dando mientras Zeb me taladraba el culo, no les dejaba pegar ojo
yum yum yum!
ResponderEliminar