Un día en el que fuimos de excursión a la montaña, decidí acompañar a Andreas y a Hans, un chico de Bofhof, hasta el pico de la montaña.
Caminaban muy rápido y yo intentaba seguirlos.
Cuando nos alejamos del grupo Andreas empezó a decir que hacía calor y que deberíamos desnudarnos. A Hans le falto tiempo para hacerlo, yo un poco cohibido también lo hice.
A pesar del fresco que hacía la cosa se iba poniendo poco a poco cada vez mas calentita, ya que la polla de Andreas no paraba de crecer y de balancearse ante mis ojos.
Vaya compañerismo el suyo: yo también querría agarrarle las nalgas con esa confianza a mi guía...
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