Debía ser castigado, asi que fuí sometido a un acto público de flagelación.
¡Para mi estar desnudo no resultó ser un gran problema pero para el monje que me golpeaba, si lo fue. Si los demás veían en el algo de espalme el ritual debía de ser repetido!
...¡Por suerte el monje disimulaba bien!
No hay comentarios:
Publicar un comentario