Todos los que venían al burdel venían buscando rememorar alguna relación que habían tenido hacía tiempo con alguien más jóven que ellos.
Unos buscaban en mi, ese hijo que habían dejado atrás, el jóven vecino, o algun vecinito. Yo me encargaba de interpretar a la perfección esos papeles y me hicé muy popular entre esos tios.
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