Mientras papa se desnudaba yo no dejaba de pajearlo y lamerle la polla intentando recordar aquel sabor que tanto había añorado desde mi rapto.
Así que acabamos en la cama follando como salvajes repitiendo una y otra vez los actos que había cometido en el salvaje Oeste.
Pero esta vez no tenía ningún remordimiento y disfrute como nunca con la polla de mi padre.
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Pero esta vez no tenía ningún remordimiento y disfrute como nunca con la polla de mi padre.
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